Te noto en tu solitario trajín, en tus idas y vueltas, en tu ausencia cada vez más larga, en tu lejanía tranquila en tu falta de tiempo y tu desapego.
Te noto en tus escasas palabras, en tus muchas ausencias y excusas preferentes. No tiene que alejarte para que note que está ausente, es evidente que ya no suena convincente, no me pida que me marche ya conozco la salida, una dama reconoce cuando llega la partida.
Es un adiós, es una despedida, la maleta está lista así es la vida, disfruté la sonrisa que viví en el paraíso, disfruté los atardeceres al son de la risa. Fue como el sol que sale y se oculta, como un eclipse que poca veces se ve.
El corazón no espera para siempre, son muchos solitarios sin puentes, dejaré, dejaré que beba otra fuente, que viva otros momentos, lavaré el corazón, arrojaré las lágrimas a la corriente, ellas sanarán con el tiempo.
Poetisa, Eduviges Guerrero Rijo